En una mañana que parecía tranquila, la Brigada Motorizada de Rafaela recibió una llamada urgente desde la central 911. Un individuo, con una bicicleta al hombro, había llamado la atención en la intersección de las calles Güemes y Uruguay. Pero lo que parecía un simple incidente tomó un giro inesperado.
El hombre había descartado un casco en la calle Pueyrredón, cerca del número 600. Luego, se dirigió hacia el oeste por la calle Álvarez. Minutos después, el Centro de Monitoreo emitió una alerta: se había reportado el robo de un casco en la misma área, en la intersección de las calles Uruguay y Güemes.
Los uniformados actuaron con rapidez. Se dirigieron al lugar donde se encontraba el casco descartado por el individuo. La coincidencia era innegable: era el mismo casco que había sido robado. El fiscal en turno fue notificado, y su decisión fue clara: el formal secuestro del casco y su posterior entrega al propietario legítimo.
