SIL: la tecnología y el desafío de revalorizar la materia prima fueron claves en un gran encuentro del sector lechero

SIL: la tecnología y el desafío de revalorizar la materia prima fueron claves en un gran encuentro del sector lechero

La tercera edición del Simposio Internacional de Lechería que organizó la Sociedad Rural de Rafaela el pasado viernes 30 de junio permitió entender las tendencias globales, regionales y también locales en el uso de la tecnología.

El tercero de cuatro bloques se enfocó en la incoporación de novedades que permiten mejorar las tareas cotidianas de la producción primaria de leche. Miradas desde diferentes enfoques abrieron la posibilidad de entender hacia dónde se encamina el sector en cuanto a la mejora en la relación de tareas, tiempo y adaptación a la vida más habitual de quienes en él intervienen.

En una comunicación virtual, Gustavo Schuenemann, profesor en Producción Lechera de la Facultad de Medicina Veterinaria, The Ohio State University, Estados Unidos fue uno de los expositores más esperados. Habló sobre “El futuro en producción lechera de precisión y sustentabilidad: Cambios y Oportunidades”.

Con su experiencia de muchas décadas fuera del país, destacó que en la actualidad en Estados Unidos, que se consolida como el gran productor de leche, pero a la vez con mayor capacidad de crecimiento y provisión a los mercados más grandes, en los tambos la inseminación del 50 por ciento de las vacas se hace con toros de carne, para generar una alternativa al negocio lechero.

“La energía renovable y gestión de purines es una realidad” manifestó en referencia a la reutilización de recursos en lo que es un trabajo constante en cuanto al impacto ambiental y las necesidades de reducir costos en los establecimientos lecheros.

“Hay que involucrar a la generación Z, formándolos como profesionales serios y comprometidos, como buenos comunicadores del sector” sugirió, teniendo en cuenta que la continuidad de la actividad está ligada no sólo a la profesionalización de las tareas, sino a la herencia positiva que se pueda generar en los tambos.

Schuenemann afirmó que “el futuro en el agro es fascinante, el negocio lechero tendrá una demanda sostenida de productos lácteos, en un contexto de creciente población mundial”, es por eso que “hay que saber adapatarse a las necesidades cambiantes del mundo”.

Sobre “Tecnologías lecheras disponibles y qué tanto estamos preparados para aprovecharlas”, disertó Alejandro La Manna, investigador principal referente del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria de Uruguay.

Con problemas marcados en la consecución de mano de obra, los tambos tiene hoy mayor cantidad de animales y las tareas siguen siendo rutinarias, en este contexto surge un mayor interés en la automatización. Lo que se ve en Uruguay sucede en Argentina y en la región, con la diferencia que el productor que está del otro lado de la frontera puede proyectar y concretar inversiones de manera más ágil.

El monitoreo del bienestar animal viene creciendo, no sólo a través de sensores para todos los parámetros del rodeo, sino también en cuanto a la composición de la materia prima, que son los que ayudan a conducir la gestión de cada tambo de manera más eficiente.

A todo lo conocido es cada vez más frecuente el agregado del uso de drones, imágenes satelitales y cámaras multiespectrales. Alambrados virtuales, puertas apartadoras, comederos automáticos, mientras “todos los sensores están evolucionando a imágenes 3D y no invasivas”.

“Todo esto nos va a cambiar el tiempo que le dedicamos al negocio con una reducción del trabajo físico; el conocimiento que debe tener el personal y el asesor sobre cada aspecto”, es por eso que el especialista sugirió que “se debe cambiar la forma de ver a la vaca, porque habrá una cantidad en exceso de datos por animal”.

Mientras que “las tecnologías no sustituyen el mal manejo de los recursos”, destacó que “requieren una sintonía fina, son más atractivas para las nuevas generaciones, pero a la vez requieren de una renovada preparación y formación para su uso”.


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Para La Manna en concreto, “la tecnología no tiene valor si no se transforma en información”.

Sobre la “Organización y nuevas tecnologías, bases para la sustentabilidad de las empresas lecheras familiares”, Daniela Faure, responsable de grupos de Cambio Rural del INTA Rafaela dio a conocer un relevamiento realizado en unos 70 tambos de los departamentos santafesinos Castellanos, San Martín y Las Colonias.

Hay por lo menos tres empleos extra-familiares por cada unidad productiva, donde la mitad de los productores incluidos en grupos de Cambio Rural son considerados pequeños, con menos de 2.500 litros por día, con una carga media por hectárea

Los indicadores de gran impacto están dados en la relación de vaca en ordeño y vaca total, pero también en el manejo de la mano de obra. El 55 por ciento de los productores tienen más del diez por ciento de mortandad en la crianza en guachera, al igual que en otros tambos de mayor tamaño, generando inconvenientes en la reposición de rodeos, estando este parámetro en el 37 por ciento de las unidades productivas, limitando el crecimiento a la disponibilidad económica para concretarlo, por lo tanto sólo el 45 por ciento de los tambos crece con vacas propias.

Las empresas tamberas deben ser sustentables en lo ambiental, en lo económico y social, pero sobre todo tienen que tener seguridades en la continuidad. Las motivaciones tienen que estar en la cultura familiar, ya que el 94 por ciento de las empresas de la región tienen más de una generación en la actividad, pero que luchan contra lo que siempre escucharon de la actividad como negativo, a pesar de haber siempre seguido adelante.

La motivación tiene que estar en tareas simples, fáciles de hacer y con procesos sencillos, pero también estables. A la vez se necesitan sistemas de trabajo flexibles, más adaptados a la vida moderna.

Es clave también la accesibilidad, los caminos, los servicios, las escuelas para los chicos de las familias, pero también las comunicaciones.

El punto clave de la cadena

En el bloque final se generó un espacio de intercambio para debatir si “Es posible unificar criterios en la comercialización de la leche”.

Con mensajes claros que tienden al acuerdo, al debate respetuoso pero flexible, se escucharon diferentes posiciones que abren una oportunidad de encuentro que podría surgir de la Sociedad Rural de Rafaela.

Ercole Felippa como productor lechero, presidente Centro de la Industria Lechera y presidente de la cooperativa láctea Manfrey repasó los datos estadísticos oficiales de los que dispone hoy el sector y que se procesan a través del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina.

“Una de las cuestiones que teníamos pendientes como productores era poder tener un sistema de comparabilidad con leches distintas. Para poder lograr eso pagamos por kilo de grasa y por kilo de proteína, de eso surge un precio básico, pero tiene que haber un porcentaje fijo en el que se abarque el litro de leche, para complementarlo con las bonificaciones comerciales”, en este sentido, “los que más cobran dicen que están subsidiando a los que producen con menor calidad”.

“Hay que seguir trabajando. Debe ser nuestro objetivo de corto plazo llegar a sistemas de pago donde realmente se valoricen los atributos composicionales e higiénico-sanitarios, pero tenemos que resolver qué hacemos con esa leche que no cumple con el Código Alimentario Argentino, que es un gran porcentaje de la leche”.

El titular del CIL reconoció que se está trabajando desde las industrias en dotar de mejores herramientas para que los productores alcancen los márgenes esperados de calidad, pero que del mismo modo se intentan generar espacios de negociación para establecer márgenes de cumplimiento fiscal adecuados para evitar la competencia desleal dentro del mismo sector, estando hoy por encima de los 30 puntos porcentuales. “Este es un fuerte elemento de distorsión”, dijo.

“No bajemos los brazos, no nos asustemos si no avanzamos a la velocidad esperada. Es un sector que tiene un enorme potencial, porque la curva de producción y de demanda demuestran que podemos derivar muchos más lácteos a aquellos países que están demandándolos. El sur de Brasil, Uruguay y Argentina son los países que mejor parados están. Tenemos un enorme desafío y debemos trabajar en una agenda común de temas que nos permitan mejorar la competitividad de la cadena”. Felipa argumentó que “si nos terminamos peleando entre nosotros, vamos a ser funcionales a los sectores a los que les conviene que nos dividamos”.

Coincidiendo con la necesidad de generar un debate y un acuerdo con el tema del pago por calidad, de forma virtual, Pablo Villano como presidente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas destacó que debe comenzarse “de forma gradual”, no por limitaciones en el ámbito industrial, sino para no dejar productores afuera del negocio lechero, en plazos concretos.

El referente pyme explicó que la desconfianza entre producción e industria no hace más que enlentecer un proceso lógico de valorización de los atributos de la materia prima. “En este momento en particular de cambio de autoridades tenemos que pensar en la necesidad que tenemos de políticas lecheras”, remarcando así que las divisiones o las ideas inamovibles de algunas de las partes no hacen más que demorar la gestión sectorial que se necesita

Javier De La Peña por la Junta Intercooperativa de Productores de Leche y titular de la Cooperativa Asociación Unión Tamberos, hizo referencia al “problema de viejísima data que los integrantes de la cadena no hemos podido resolver”, incluso se debería dejar de debatir a los parámetros del Código Alimentario como referencia.

“Estamos de acuerdo con que hay que pagar de la manera más justa, por componentes, por calidad y se deben agregar todas aquellas cosas que avanzan sobre las bonificaciones”, con precios de base y techo, se le puede ofrecer a partir de la Resolución 229 un esquema de comparabilidad al productor, “para saber dónde está parado” y a partir de ahí, avanzar.

El productor y coordinador Comisión de Lechería de Carsfe, Javier Bollatti, fue el encargado de plantear los puntos más salientes según la mirada de la entidad, con la falta de un precio cierto para la materia prima, para un bien transable definido, que tenga un precio determinable. La intención fue destacar la falta de capacidad de negociación de los productores, que incluso afrontan plazos de pago demasiado extensos.

“Planteamos también un arbitraje en caso de no haber acuerdo con la calidad”, explicó el productor sunchalense, en referencia a poder debatir desde el tambo las condiciones de la materia prima para la fijación del precio.

Recordando que desde Carsfe se impulsó un Plan para probar los modos que podría tener un sistema de pago por calidad, entre una pyme y sus tambos remitentes, manifestó la necesidad de recuperar la iniciativa y ponerla en marcha.

Finalmente, Jorge Chemes como productor y presidente de Confederaciones Rurales Argentinas, sostuvo que “en la comercialización está el punto básico donde podemos tener el éxito y el fracaso de todo nuestro sistema productivo, por eso yo le atribuyo una importancia esencial, porque define si podemos ser viables o no”.

Más allá de cómo se pague la leche, “nuestro sector necesitaría políticas previsibles, que podamos saber que va a pasar con nuestro sistema productivo y la verdad es que desde que yo arranqué con mi tambo nunca se logró eso, con ningún gobierno, porque no se trata de un color político”, por eso considera en el contexto que “hay responsabilidades compartidas, porque ni la industria, ni la producción, ni el Estado encararon o pusieron sobre la mesa la decisión de avanzar sobre una mejora en la forma de pago”.

Por el dinamismo de la lechería, “necesitamos poner más énfasis en esto, para lograr un esquema previsible, en el que se pueda planificar y avanzar, esa es una materia pendiente y alguien tiene que encarar esta tarea, para que nos sentemos en una mesa a hablar y que avancemos y se ponga en marcha el pago por calidad, como lo necesita la lechería”.

El titular de CRA argumentó que “deberíamos ser un sector que debería tener más peso político, no sólo por esta decisión, porque hace falta previsibilidad y ordenamiento, sobre lo que nadie se anima a definir y por eso estamos como estamos”.

Luego del intercambio con preguntas, quedó en claro que existe una predisposición manifiesta en industria y producción para arribar a acuerdos, pero que se deben moderar algunas formas de debatir para conseguir acuerdos, llevando definiciones a quienes escriben las políticas, que sin dudas deben responder a las necesidades del sector.

Del auditorio surgió la idea de poner una fecha para la negociación y avance del pago por calidad, tarea que queda pendiente para la propia Sociedad Rural de Rafaela, que con el agradecimiento de uno de sus principales referentes lecheros, Leonardo Alassia, cerró el SIL agradeciendo el intercambio, las exposiciones, las experiencias manifestadas en la jornada y advirtió a los presentes que en 2024 el desafío de capacitación será mucho mayor.

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