En una trágica historia que destaca la urgente necesidad de una atención médica veterinaria adecuada y con altos estándares de higiene, la denuncia del caso de Mía, una perra castrada en Zoonosis de Rafaela el pasado 29 de mayo, ha salido a la luz. El caso revela las consecuencias devastadoras de la negligencia en el proceso de atención y el peligro que esto representa para la vida de las mascotas.
Mía, una perra que fue sometida a castración en las instalaciones de Zoonosis en la calle Las Heras 1265, el 29 de mayo, sufrió complicaciones graves después del procedimiento. Quince días después de la cirugía, comenzó a presentar sangrados vaginales acompañados de pérdidas abundantes de coágulos de sangre. En busca de respuestas, fue llevada a una consulta privada, donde se sometió a análisis y ecografías para evaluar su estado de salud.
El diagnóstico fue impactante y urgente. La vida de Mía estaba en peligro debido a la presencia de una infección. Fue sometida a una cirugía de emergencia liderada por la Dra. Miriam Dalinger y el Dr. Neder, quienes descubrieron un panorama desolador.
Los muñones de la castración estaban en un estado putrefacto y envolvían el páncreas, un órgano vital. Los análisis posteriores revelaron que la causa de esta infección era el Enterococcus faecalis, un germen que se encontraba en estado de suciedad y falta de higiene.
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Este caso ha desencadenado una respuesta contundente por parte de la comunidad veterinaria local. Más de 34 Médicos Veterinarios de la Ciudad de Rafaela se unieron en apoyo a la causa, enviando una carta a la Secretaría de Salud y a los 10 concejales vigentes.
Además, el comunicado se extendió al Colegio de Veterinarios Primera Circunscripción de la Ciudad de Santa Fe. Una denuncia también se presentó en el Centro Territorial de Denuncias del Ministerio de Seguridad de Rafaela.
La denunciante, en un esfuerzo por lograr justicia para Mía y por todos los animales que podrían haber enfrentado situaciones similares en silencio, resalta la importancia de un plan de trabajo adecuado en la atención veterinaria. El caso de Mía no es aislado, y el mensaje es claro: es crucial denunciar casos de negligencia y falta de higiene en la atención veterinaria para garantizar la seguridad y el bienestar de las mascotas.
En este momento, Mía está a salvo, pero su historia es un recordatorio poderoso de la necesidad de mantener altos estándares de atención veterinaria y de higiene en todas las etapas del proceso médico. En memoria de los que no tuvieron la misma suerte, la demanda de justicia resuena: “JUSTICIA, JUSTICIA Y JUSTICIA por los que no llegaron”.
