El estadio Diego A. Maradona fue testigo de una noche que quedará marcada en la memoria de todos los presentes. El duelo entre Argentinos Juniors y Fluminense por la ida de los octavos de final de la Copa Libertadores dejó de ser un mero enfrentamiento deportivo para convertirse en una tragedia que ha conmovido al mundo del fútbol.
Todo ocurrió en un instante, en un choque fortuito que terminó con la desconsoladora lesión de Luciano Sánchez, lateral de Argentinos Juniors, quien sufrió una terrible patada por parte del histórico lateral brasileño, Marcelo. Lo que parecía ser una acción sin aparente intencionalidad, terminó generando una de las visuales más horribles jamás vistas en un campo de juego.
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El marcador se encontraba 1-0 a favor del equipo local gracias al magnífico golazo anotado por Gabriel Ávalos, pero la atención rápidamente se desvió hacia la desgracia que aconteció en el terreno de juego. Marcelo, con su vasta trayectoria en el Real Madrid, llegó tarde a disputar el balón y, sin quererlo, pisó a Luciano Sánchez, quien no pudo colocar su pie en el césped y sufrió una escalofriante lesión que conmocionó a todos los presentes.
El estadio, que minutos antes vibraba con la emoción de la competición, quedó en un silencio sepulcral. El rostro de Marcelo reflejó el desconsuelo y la consternación ante lo que acababa de ocurrir. El jugador brasileño entró en estado de shock al ver la gravedad de la lesión de su colega, y las miradas de los aficionados se llenaron de angustia y preocupación.
El cuerpo médico de Argentinos Juniors actuó con rapidez y profesionalismo para atender a Luciano Sánchez en el mismo terreno de juego y, posteriormente, trasladarlo en ambulancia a toda velocidad hacia un centro médico. La escena fue desgarradora, y la preocupación se extendió más allá de los límites del estadio emplazado entre las calles Boyacá y Juan Manuel García en el barrio porteño de La Paternal.
El árbitro del encuentro, Piero Maza, tuvo la difícil tarea de revisar la jugada con la ayuda del VAR. Tras una pausa que pareció interminable, el desconsolado Marcelo recibió la noticia de su expulsión. La revisión confirmó que, a pesar de la falta de intencionalidad, la acción fue peligrosa y generó un daño irreparable en su compañero.
En este momento, los colores de los equipos quedaron en segundo plano. El deporte, con su belleza y pasión, también nos muestra sus momentos más oscuros, aquellos que nos recuerdan la vulnerabilidad del ser humano y la importancia de cuidarnos y respetarnos mutuamente.