Una joven suboficial se suicidó en rosario y reabre el debate sobre la salud mental en las fuerzas


La Policía de Santa Fe está de luto tras el suicidio de la suboficial Brisa Mailén Rojas (21 años), quien se quitó la vida con su arma reglamentaria en su vivienda del centro de Rosario, donde residía por razones de servicio.

El trágico episodio ocurrió pasada la medianoche, cuando un llamado al 911 alertó sobre una tentativa de suicidio. Al llegar al lugar, los efectivos escucharon un disparo y encontraron a Rojas con una herida de bala en la cabeza. Aunque aún presentaba signos vitales, falleció minutos después.

En el lugar se incautó su pistola Bersa TPR 9 mm, cargadores, munición, su celular y chaleco antibalas. La fiscal Mariana Piazza Iglesias investiga el caso bajo la carátula de suicidio.

Una vida marcada por el esfuerzo
Brisa, oriunda de Santa Fe, se desempeñaba en la Unidad Regional II, a más de 160 km de su hogar. Su historia reflejaba resiliencia: integrante destacada de la Guardia de Honor del ISEP, costeó sus estudios vendiendo pastelitos y enfrentó adversidades económicas y familiares. Pese a todo, eligió servir con dedicación.

Un sistema que falla: salud mental en la policía
Su muerte reaviva el debate sobre la falta de contención psicológica en las fuerzas. Organizaciones como APROPOL, FASIPP y FRECUENCIA AZUL denuncian hace años:

Abandono institucional a agentes desplazados lejos de sus familias.

Carencia de protocolos para manejar estrés, soledad y presión laboral.

Falta de políticas preventivas contra el suicidio.

“La salud mental no puede ser un tabú”, reclaman. Exigen programas de acompañamiento, condiciones laborales dignas y acceso inmediato a ayuda profesional.

Brisa merece más que una estadística
Su caso no debe quedar en un número frío. Fue una joven con sueños, esfuerzo y vocación, que no encontró el apoyo que necesitaba. ¿Cuántas muertes más se necesitan para que el Estado actúe?