
El significado detrás del nuevo nombre papal: historia y los más usados por los Pontífices
Uno de los momentos más cargados de simbolismo y emoción durante la elección de un nuevo Papa es el anuncio oficial del nombre que adoptará el Pontífice. Tras la decisión del Colegio Cardenalicio sobre quién sucederá a San Pedro, el cardenal protodiácono se dirige al balcón de la Basílica de San Pedro para pronunciar la tradicional fórmula: “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam!”, presentando al nuevo líder de la Iglesia Católica con su nombre de pila y, acto seguido, el nombre elegido para su pontificado.
Esta costumbre de que los Papas cambien su nombre al ascender al trono papal tiene una larga historia que se remonta al siglo VI. En el año 533, el Papa Juan II tomó esta decisión al considerar inapropiado mantener su nombre de bautismo, Mercurius, por su connotación pagana.
Sin embargo, a pesar de este precedente, durante muchos siglos fue común que los nuevos pontífices conservaran su nombre de pila. No fue hasta mucho después que esta práctica se estandarizó, siendo Marcelo II, elegido en 1555, el último Papa en mantener su nombre de bautismo.
Curiosamente, no existen criterios oficiales que guíen a un Papa al elegir su nuevo nombre. La elección puede basarse en diversos motivos, como expresar la misión y el enfoque de su pontificado o rendir homenaje a alguno de sus predecesores. Un claro ejemplo es Juan Pablo I, quien eligió su nombre en honor a Juan XXIII y Pablo VI. Juan Pablo II, a su vez, honró a su predecesor al adoptar el mismo nombre.
El Papa Benedicto XVI explicó que su elección fue un tributo a Benedicto XV, quien lideró la Iglesia durante la difícil época de la Primera Guerra Mundial. “Como él, deseo poner mi ministerio al servicio de la reconciliación y la armonía entre los hombres y los pueblos, profundamente convencido de que el gran bien de la paz es ante todo don de Dios”, expresó el pontífice alemán en 2005.
Por su parte, el Papa Francisco ha contado en varias ocasiones que su nombre surgió de un diálogo espontáneo con el fallecido cardenal brasileño Claudio Hummes, quien lo abrazó tras su elección y le pidió que no se olvidara de los pobres. “Y esta palabra ha entrado aquí: los pobres, los pobres. De inmediato, en relación con los pobres, he pensado en Francisco de Asís. Después he pensado en las guerras, mientras proseguía el escrutinio hasta terminar todos los votos”, relató el Papa argentino.
Aunque la libertad de elección es amplia, existe una tradición tácita: por respeto al primer Pontífice, San Pedro, elegido por el mismo Jesucristo, los Papas generalmente no toman ese nombre.
¿Cuáles son los nombres más recurrentes en la historia papal?
Desde San Pedro, quien lideró la Iglesia Católica desde el año 32 hasta el 67, el nombre de Juan ha sido el más popular, adoptado por los pontífices en 23 ocasiones. Le siguen Gregorio y Benedicto, con 16 repeticiones cada uno. Clemente ha sido elegido 14 veces, mientras que Inocencio y León figuran con 13 pontífices cada uno. Pío ha sido utilizado en 12 ocasiones, y Esteban por 9 Papas.
En contraste, existen 44 nombres papales que solo se han utilizado una vez a lo largo de la historia. Algunos de estos nombres únicos son Anacleto, Constantino, Cornelio, Francisco, Hilario, Lino, Marcelino, Marcos, Pedro y Valentín.
En total, a lo largo de la historia del papado, los pontífices han elegido hasta 81 nombres distintos, algunos tan particulares como Agatón, Eleuterio, Hormisdas, Sabiniano, Simplicio, Sisinio y Zósimo, enriqueciendo la rica tradición de la Iglesia Católica.