En un cambio histórico, el Senado de Argentina ha anunciado que los empleados estarán obligados a marcar la huella dactilar para registrar su asistencia. Esta medida, que se estima estará vigente entre finales de julio e inicios de agosto, afectará tanto a la planta permanente como a un sector de los trabajadores temporarios.
La resolución fue emitida por la secretaria administrativa de la Cámara alta, María Laura Izzo, mano derecha de la vicepresidenta de la Nación y titular del Cuerpo, Victoria Villarruel. Este sistema de control biométrico había sido un intento frustrado de la gestión macrista de Gabriela Michetti, luego frenado por el kirchnerismo durante la presidencia de Alberto Fernández.
Según la resolución, las razones sanitarias que motivaron la modificación transitoria de las pautas de habilitación y control de ingreso a las instalaciones del organismo han cesado, y las actividades presenciales han sido normalizadas progresivamente. Por lo tanto, se procederá a actualizar el correspondiente registro de huellas dactilares.
Para llevar a cabo este objetivo, se ha establecido un cronograma de registro que comenzará el próximo lunes y finalizará el viernes 16 de julio. Los agentes deberán completar y firmar un formulario de declaración jurada, consignando los datos pertinentes para actualizar sus respectivos legajos laborales en ocasión del registro de huellas dactilares.
Este cambio marca una nueva era en el Senado argentino, donde la tecnología se utiliza para mejorar la eficiencia y la transparencia. Sin embargo, también plantea preguntas sobre la privacidad y la seguridad de los datos de los empleados, temas que seguramente serán objeto de debate en el futuro.
