La sencilla morada del Papa Francisco: un reflejo de su espíritu

Humildad hasta el final: así era la habitación donde el Papa Francisco pasó sus últimos días.

El Papa Francisco, quien falleció el pasado 21 de abril, eligió vivir sus últimos 12 años en la habitación 201 de la Casa Santa Marta, en Roma. Lejos de los lujos del Palacio Apostólico, optó por un espacio austero, un reflejo de su profunda sencillez.  

Un cuarto, un símbolo

¿Cómo era esa habitación? Una cama individual, un crucifijo y una lámpara de lectura. Nada más. Sin balcones ni vistas privilegiadas, sin ornamentos ni mobiliario especial. Un espacio que, según su colaborador cercano, Monseñor Guillermo Karcher, respondía a una “definición política y espiritual”: “Necesitaba vivir cerca de la gente”.  

La rutina de un hombre sencillo

Su día comenzaba temprano, a las 4:45 de la mañana, con oraciones y misa. Luego, leía los diarios impresos, disfrutaba de tangos de Gardel y evitaba la conexión a internet. Desayunaba un yogur descremado y café, y compartía el comedor con sacerdotes, trabajadores y empleados vaticanos.  

Una despedida acorde a su vida

Su sencillez se manifestó incluso en su velatorio, celebrado en la capilla de la Casa Santa Marta. Un ataúd simple, sin ornamentos, tal como él lo había pedido.