
El Cabildo designa una Junta presidida por Cisneros, desatando la furia de los patriotas y obligando a su disolución.
Las sospechas de los patriotas se confirmaron el jueves 24 de mayo cuando el Cabildo anunció la conformación de una Junta de Gobierno que, para sorpresa e indignación de muchos, estaba presidida por el propio virrey Cisneros. La Junta se completaba con los españoles Juan Nepomuceno Solá y José de los Santos Inchaurregui, y los criollos Juan José Castelli y Cornelio Saavedra, ignorando la clara voluntad popular expresada en el Cabildo Abierto.
Esta decisión generó una ola de furia entre las milicias y el pueblo de Buenos Aires. Ante la indignación generalizada, Castelli y Saavedra renunciaron de inmediato a integrar esta junta. La impaciencia crecía entre los líderes revolucionarios, y Manuel Belgrano lanzó una advertencia contundente, jurando derrocar al virrey con sus propias armas si no renunciaba al día siguiente.
Por la noche, una delegación liderada por Castelli y Saavedra logró finalmente la renuncia de Cisneros. La Junta designada por el Cabildo quedó disuelta, y se convocó nuevamente al Cabildo para la mañana siguiente, anticipando un nuevo y decisivo capítulo en la historia del Virreinato. El propio Cisneros recordaría sus últimas horas en el poder, mencionando la exigencia de su “absoluta separación” por parte de un “pueblo” que se manifestaba con firmeza en los cuarteles.