
El Papa Francisco, desde el Vaticano, clama por la paz en Gaza y denuncia el rearme global.
A pesar de su reciente recuperación tras una infección respiratoria, el Papa Francisco reapareció este Domingo de Pascua en el balcón de la logia central de la Basílica de San Pedro para impartir la tradicional bendición “Urbi et Orbi”. En su mensaje, el pontífice hizo un llamado urgente por la libertad religiosa, considerándola un pilar fundamental para la paz mundial.
“No puede haber paz sin libertad de religión, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto por las opiniones de los demás”, expresó el Papa de 88 años, en un discurso leído por uno de sus colaboradores mientras él permanecía en silla de ruedas. Unas 35.000 personas se congregaron en la Plaza de San Pedro para escuchar su mensaje.
Francisco, quien fue dado de alta el 23 de marzo tras 38 días de hospitalización por una neumonía bilateral, estuvo ausente en gran parte de los actos litúrgicos de la Semana Santa y delegó la lectura del mensaje pascual por recomendación médica. Sin embargo, su presencia física en esta celebración central para los católicos fue un gesto significativo.
Clamor por la paz en Gaza y denuncia del rearme global
En su mensaje “Urbi et Orbi”, el Papa Francisco lanzó un firme llamado a la paz en Gaza y en todas las zonas del mundo afectadas por conflictos armados. Pidió el cese inmediato de la violencia, la liberación de los rehenes y la asistencia humanitaria para las poblaciones que sufren las consecuencias de la guerra.
“Que cese el fuego, que se liberen los rehenes y se preste ayuda a la gente que tiene hambre y que aspira a un futuro de paz”, expresó el Papa, visiblemente conmovido. También manifestó su preocupación por el aumento del antisemitismo a nivel global y por la dramática situación de la comunidad cristiana en Gaza, “donde el conflicto sigue sembrando muerte y destrucción, provocando una crisis humanitaria tan indigna como dolorosa”.
Francisco reafirmó su cercanía “al sufrimiento de los cristianos en Palestina y en Israel, así como a todo el pueblo israelí y palestino”, y pidió que la luz de la paz “irradiada desde el Santo Sepulcro, donde este año la Pascua será celebrada en la misma fecha por católicos y ortodoxos, alcance a toda Tierra Santa y al mundo entero”.
Condena al rearme y al ataque a civiles
El Papa también dedicó parte de su mensaje a condenar la escalada armamentística a nivel internacional. “La paz tampoco es posible sin un verdadero desarme”, sostuvo, advirtiendo que “la legítima necesidad de cada nación de protegerse no debe derivar en una carrera generalizada por el rearme”.
Instó a los líderes políticos a resistir la lógica del miedo y a priorizar el uso de los recursos en iniciativas de desarrollo, lucha contra el hambre y asistencia a los más vulnerables. “Estas son las verdaderas armas de la paz: las que construyen el futuro, no las que siembran muerte”, afirmó.
Sin mencionar explícitamente a Gaza, el pontífice criticó con dureza los ataques a hospitales, escuelas y trabajadores humanitarios. “Frente a la crueldad de los conflictos que golpean a civiles indefensos, no podemos perder de vista que detrás de cada objetivo atacado hay personas con alma y dignidad. No se debe debilitar el principio de humanidad”, subrayó.