Se avecina un nuevo mes, y lamentablemente, también llega una nueva ronda de aumentos, como ya es costumbre en un contexto de inflación desenfrenada. Esta vez, el foco está puesto en los combustibles, que podrían experimentar un incremento a partir del 1 de febrero debido a un ajuste en los impuestos que inciden en su precio.
El Gobierno contempla la posibilidad de aumentar un impuesto que afecta el precio del litro de nafta y gasoil, lo que podría traducirse en un nuevo aumento en el surtidor. Los impuestos al combustible líquido (ICL) y al dióxido de carbono (IDC), que no se han actualizado durante diez trimestres consecutivos desde julio de 2021, podrían ver finalmente un ajuste.
Según análisis de consultoras económicas, si los impuestos recuperan todo el atraso acumulado desde 2021, podrían subir hasta un 377%. Esto se traduciría en un aumento en el precio de la nafta de aproximadamente $82 por litro y de $60 en el gasoil, equivalente a un promedio de aumento del 8%.
Las empresas refinadoras de combustible también estiman aumentos significativos si se actualizan los impuestos según la inflación de los últimos diez trimestres. Según sus cálculos, la nafta podría aumentar hasta $95 por litro y el gasoil hasta $65, lo que representaría un incremento promedio del 11%.
A pesar de estas estimaciones, desde la Secretaría de Energía se ha indicado que se está analizando qué medidas tomar respecto a los impuestos, aunque este tema está siendo estudiado a nivel del Ministerio de Economía.
Ante estas perspectivas, los residentes de Rafaela ya se han anticipado y han comenzado a acudir en masa a las estaciones de servicio para cargar combustible antes del posible aumento. Este martes por la tarde, se observaron largas filas en algunas estaciones de la ciudad, reflejando la preocupación de los consumidores por el impacto en sus bolsillos.
En los últimos días, los impuestos a los combustibles han sido objeto de debate económico, ya que podrían representar una vía de recaudación adicional para el Gobierno. Los impuestos representaban hasta el 23% del precio final de la nafta y el 17% del gasoil antes del congelamiento, pero actualmente solo representan un 3% en promedio.
Esta situación ha generado un impacto en el consumo, con proyecciones de una caída del 10% interanual en las ventas durante diciembre. Además, en las estaciones de servicio ubicadas en ciudades fronterizas, la caída de la demanda podría alcanzar el 20%, ya que dejar de ser tan conveniente para los vecinos extranjeros cargar combustible en el país.
En resumen, la incertidumbre sobre los aumentos de los combustibles sigue creciendo, y los consumidores esperan ansiosos conocer las decisiones del Gobierno que afectarán directamente sus bolsillos.