
Horacio García Belsunce (h), el hombre que dedicó gran parte de su vida a buscar justicia por el crimen de su hermana María Marta, falleció este miércoles a los 75 años. Su vida estuvo marcada por la tragedia, acusaciones de encubrimiento, condenas, prisiones y absoluciones, pero siempre mantuvo viva la hipótesis de Nicolás Pachelo como autor del homicidio y el apoyo incondicional a su cuñado Carlos Carrascosa.
“No hay forma de que alguien pueda comprender la desesperación y el dolor de estar sumergido en semejante pesadilla, salvo una persona que lo haya vivido”. Con estas palabras, Horacio García Belsunce (h) describía el calvario que significó el asesinato de su hermana María Marta.
El hombre que nunca dejó de buscar justicia, que fue condenado, estuvo preso y fue absuelto; que siempre insistió en señalar a Nicolás Pachelo como el autor del crimen, y que acompañó a su cuñado Carlos Carrascosa en las buenas y en las malas, falleció este miércoles a la mañana a los 75 años.
Nacido el 30 de abril de 1949 en la Ciudad de Buenos Aires, Horacio (h) era hijo del jurista Horacio Adolfo García Belsunce y de Luz María Galup Lanús. Se formó como abogado y, a fines de la década del 70, incursionó en el mundo de la comunicación, fundando dos agencias de publicidad antes de dedicarse al periodismo en diversos medios.
Un perfil público en la tragedia
En 2002, Horacio ya tenía un perfil público. Compartía con María Marta la conducción de un programa por cable llamado “De Frente“. Ella era la productora, él el conductor. Eran hermanos, compañeros y, como él mismo recordaría, también “mejores amigos”. “Como yo no tenía un hermano varón, ella me hacía la gamba… Se ponía de arquera, o me pateaba al arco… Nuestra relación era fantástica”, rememoraba con afecto.
Todo cambió drásticamente el 27 de octubre de 2002, cuando María Marta fue encontrada asesinada a balazos en la cabeza en el baño de su casa en el country Carmel, en Pilar. El crimen, y las subsiguientes sospechas sobre su entorno familiar, empujaron a Horacio al centro de la escena mediática. Fue acusado de encubrimiento y, en 2011, un tribunal lo condenó a cuatro años de prisión.
Horacio apeló el fallo, primero ante la Cámara de Casación, que confirmó la condena en 2015, y luego ante la Suprema Corte de Justicia bonaerense, que nunca se expidió. Finalmente, en febrero de 2020, la Justicia lo sobreseyó al declarar extinguida la acción penal por la prescripción de la causa. Lo mismo ocurrió con otros condenados por encubrimiento, como su hermanastro Juan Hurtig y el vecino Sergio Binello.
La vida después de la acusación: Remisero, vendedor y auditor
Inicialmente, Horacio estuvo bajo arresto algunos días en la DDI de San Isidro y en la Unidad 41 de Campana. Entre 2004 y 2006, mientras intentaba adaptarse al vuelco de su vida, estudió y se convirtió en coach ontológico, disciplina que, según sus palabras, lo ayudó a sobrellevar el período de encierro. Tras pagar una fianza y al no quedar firme la condena, nunca volvió a la cárcel.
“Estaba enojado con el mundo. No podía ser que esto me hubiera pasado a mí. Me juzgaban, me condenaban, me metían preso por encubrir ¡el asesinato de mi hermana! No lo podía creer. ¿Cuándo y cómo había empezado esta pesadilla? ¿Por qué la Justicia se había ensañado con nosotros sin una sola prueba?… ¿Cómo soportar tanta injusticia? Es algo muy difícil de explicar“, relató sobre esos años.
La acusación lo golpeó fuertemente en lo laboral: su programa de televisión fue levantado tras dos décadas al aire por falta de auspiciantes. Sin trabajo, se las ingenió manejando un remís. En 2014, ante la desesperación por no conseguir empleo, llegó a pedir ayuda a través de redes sociales. En 2017, fue convocado para un cargo estatal como auditor en la Dirección de Control de Gestión de la Municipalidad de Pilar, lo que describió como “el primer trabajo en blanco desde que empezó todo”. Sin embargo, la experiencia duró solo un mes debido a una campaña en contra de su contratación.
En 2018, su situación seguía siendo compleja: “Mi auto es del año 1996 —el mismo que tengo hoy— y tenía varios choques y raspones. Como no tenía plata para arreglarlo, de pronto empezó a lucir impresentable para remís. Entonces, llegó el momento de empezar con los deliveries. Unos amigos me ofrecieron vender pizzas y empanadas que ellos hacían, dejándome una comisión sobre el precio. Me hice un grupo de clientes y me ayudó a sobrevivir. Lo sigo haciendo hoy”.
La lucha por Pachelo y la justicia final
Desde hacía tiempo, el apellido García Belsunce se había convertido en sinónimo de tragedia. Sin embargo, tras la absolución de Carlos Carrascosa a fines de 2016, la Justicia comenzó a revisar el caso, y la figura del exvecino Nicolás Pachelo volvió a consolidarse como principal sospechoso.
La participación de Horacio en la búsqueda de justicia fue constante. Fue uno de los que más insistió en señalar a Pachelo como autor del crimen. En agosto de 2022, durante el juicio contra el exvecino, declaró como testigo: “Estuve casi 20 años esperando que llegara este día para poder decir todo lo que tengo para decir y que el asesinato de mi hermana no quedara impune”, expresó. Contó, entre otras cosas, que años atrás el abogado de Pachelo le habría confesado en privado: “Mi cliente es capaz de vaciarle el cargador entero a tu hermana”.
Veinte años después del hecho, el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de San Isidro absolvió por mayoría a Pachelo. No obstante, los jueces de la Sala II de la Cámara de Casación Bonaerense, Fernando Mancini Hebeca y María Florencia Budiño, revirtieron el fallo y condenaron al exvecino a prisión perpetua.
Padre de tres hijos y abuelo de varios nietos, Horacio García Belsunce fue muchas cosas en las últimas décadas: conductor, acusado, remisero, auditor, vendedor. Pero, sobre todo, fue una voz que no se apagó. La del hombre que insistió en que el crimen de María Marta no fue un accidente, ni un encubrimiento familiar. Fue —sostuvo siempre— un asesinato. Y no debía quedar impune.