El Vaticano listo para el Cónclave: Instalaron la histórica chimenea, clave para anunciar al nuevo Papa

A pocos días del cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco, el Vaticano instaló la tradicional chimenea en la Capilla Sixtina, un símbolo crucial para comunicar al mundo la elección del nuevo Sumo Pontífice.

El Vaticano se prepara para uno de los momentos más trascendentales para la Iglesia Católica: la celebración del cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco. En este contexto, un elemento icónico ya ocupa su lugar en el paisaje vaticano: la tradicional chimenea instalada sobre el techo de la Capilla Sixtina, que desempeñará un papel fundamental en la selección del nuevo Sumo Pontífice.

Cada vez que la Iglesia Católica se encuentra en la espera de un nuevo líder espiritual, todas las miradas se dirigen a un detalle singular: la pequeña chimenea que emerge del techo de la Capilla Sixtina, en el corazón del Vaticano. Esta estructura temporal, montada especialmente para el cónclave por bomberos y personal especializado, cumple una función esencial en la comunicación del proceso más secreto y trascendente de la Iglesia: la elección del nuevo Santo Padre.

Durante este procedimiento, que comenzará el próximo 7 de mayo, los cardenales electores se reunirán a puertas cerradas en la Capilla Sixtina para emitir sus votos en estricta confidencialidad. Tras cada ronda de votación, las papeletas son quemadas en una estufa instalada dentro de la capilla.

Es en ese preciso instante cuando la chimenea cobra protagonismo: el humo que se eleva por ella, visible desde la emblemática Plaza de San Pedro, es la señal pública que informa al mundo el resultado de cada votación.

¿Cómo funciona la emblemática chimenea del Vaticano durante el Cónclave?

Si la humareda que emana de la chimenea es de color negro —lo que se conoce como “fumata negra”— significa que no se ha alcanzado un consenso entre los cardenales electores. Esto indica que no se ha logrado la mayoría de dos tercios necesaria y, por lo tanto, aún no hay un nuevo Papa.

Por el contrario, cuando finalmente se produce la elección del nuevo Sumo Pontífice, se genera la esperada “fumata blanca”: una densa humareda de color claro que se alza sobre el Vaticano y que simboliza que hay un nuevo sucesor de San Pedro.

Desde el cónclave de 2005, se utilizan productos químicos especiales para garantizar que el color del humo sea inconfundible y evitar confusiones. Sin embargo, la esencia de la tradición se mantiene intacta: una sencilla chimenea que comunica al mundo una de las decisiones más importantes para más de 1.400 millones de fieles católicos en todo el planeta.