
El mundo del fútbol argentino se viste de luto este domingo con la confirmación del fallecimiento de Hugo Orlando Gatti, el icónico y carismático arquero, a la edad de 80 años. Tras más de dos meses de internación en terapia intensiva, su familia tomó la dolorosa decisión de retirarle el soporte vital, luego de que el último parte médico indicara la irreversibilidad de su estado de salud.
El “Loco”, apodo que lo acompañó durante toda su trayectoria por su estilo excéntrico y su personalidad arrolladora, se encontraba internado en el Hospital Pirovano desde hacía más de 60 días. Su delicado cuadro clínico incluía neumonía, insuficiencia cardíaca y renal, manteniéndolo en coma farmacológico. Su internación se produjo tras una fractura de cadera que desencadenó una infección intrahospitalaria, complicando gravemente su salud.
La triste noticia fue confirmada por su hijo Lucas, quien en las últimas semanas había compartido la difícil situación que atravesaba su padre. “Todo lo que no sea empeorar es mejora. Es un proceso lento y sabemos que necesitamos paciencia. En eso estamos”, había expresado días atrás. Sin embargo, el deterioro resultó irreversible.
Hugo Orlando Gatti nació en la ciudad bonaerense de Carlos Tejedor, donde dio sus primeros pasos en el fútbol de manera curiosa: como delantero en el Club Huracán de su localidad. Sin embargo, una casualidad durante un entrenamiento lo llevó a probarse en el arco, posición que nunca más abandonaría y en la que se consagraría como uno de los arqueros más emblemáticos de la historia del fútbol argentino.
Su destacada trayectoria incluyó pasos por Atlanta, River Plate, Gimnasia de La Plata y, especialmente, Boca Juniors, club donde alcanzó la cima de su carrera. Con la camiseta “xeneize”, Gatti se consagró bicampeón de la Copa Libertadores (en 1977 y 1978) y conquistó múltiples títulos a nivel local. Su sello distintivo fue un estilo arriesgado y provocador, que dejó para la posteridad atajadas espectaculares, penales detenidos y salidas audaces que desafiaban los manuales tradicionales de los arqueros.
Tras colgar los guantes, Gatti continuó ligado al fútbol desde los medios de comunicación en España, donde se convirtió en una figura destacada del programa deportivo “El Chiringuito”, ganándose también un lugar como un personaje singular del espectáculo.
Su partida deja un vacío irremplazable en el corazón del fútbol argentino y en todos aquellos que admiraron su valentía, tanto dentro como fuera del campo de juego. El “Loco” Gatti fue mucho más que un arquero: fue un símbolo, un personaje único e irrepetible, y un ídolo que vivió el fútbol con una pasión desbordante. Su legado perdurará en la memoria de los aficionados por siempre.