El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que la inflación de octubre fue del 2,7%, una cifra que marca un nuevo descenso en el índice de precios al consumidor, luego del 3,5% registrado en septiembre. Con esta baja, la inflación acumulada en los últimos 12 meses alcanza el 193%, una cifra que sigue siendo alta, pero representa una clara tendencia a la desaceleración, en comparación con el 289,3% interanual registrado en abril pasado. Este cambio en el ritmo inflacionario se vincula con un *menor ajuste cambiario* y políticas monetarias más moderadas, medidas que el Ministerio de Economía considera claves para mantener esta reducción en los próximos meses.
Factores que impulsan la desaceleración inflacionaria
La *inflación núcleo*, que excluye elementos estacionales y regulados, también mostró una baja, ubicándose en 2,9% respecto del 3,3% de septiembre. Este nivel representa el menor valor desde septiembre de 2020, según los datos oficiales. La baja en la inflación núcleo sugiere un menor impacto de los precios internacionales y una estabilización en los precios internos.
Las políticas económicas aplicadas en los últimos meses incluyeron un ajuste gradual en el tipo de cambio oficial, que ha sido limitado al 2% mensual, actuando como *ancla para las expectativas inflacionarias*. Paralelamente, el Banco Central decidió reducir la tasa de interés de referencia del 40% al 35% nominal anual, en un intento de incentivar la actividad económica sin generar un rebote en la inflación. Analistas interpretan esta medida como una señal de confianza en la posibilidad de una inflación más controlada en el futuro cercano.
Expectativas para los próximos meses y efectos sectoriales
Según los expertos, si se mantiene el contexto actual, la inflación podría consolidarse en torno al 3% mensual en los próximos meses. Sin embargo, algunos sectores continúan mostrando incrementos significativos, como los servicios públicos y los seguros, mientras que rubros como *alimentos y bebidas* registran alzas más moderadas. Esta dinámica sugiere que el efecto de las políticas de desaceleración podría estar consolidándose, aunque con diferencias sectoriales que pueden influir en el índice general de precios.
Las proyecciones del *Relevamiento de Expectativas de Mercado* (REM) sugieren que esta tendencia a la baja se mantendría hasta el próximo año, con una posible reducción adicional a partir de abril. No obstante, la inflación interanual, aunque en descenso, se mantiene en niveles muy altos, lo que sigue afectando el poder adquisitivo de los hogares. En este contexto, las políticas futuras del Banco Central y el Gobierno tendrán un rol fundamental para sostener el equilibrio entre una inflación contenida y la reactivación de la economía sin generar nuevos picos inflacionarios.