El ataque incendiario en un hotel de Barracas ha dejado tres mujeres muertas y una en recuperación. Las víctimas, todas lesbianas, fueron atacadas por un vecino que había amenazado previamente con matarlas.
El Ataque y las Víctimas
El domingo 5 de mayo a las 23.30, Justo Fernando Barrientos, el hombre del cuarto de al lado, materializó su amenaza. Abrió la puerta de la habitación donde vivían Pamela Cobbas, su pareja Mercedes Roxana Figueroa, y temporariamente Sofía Castro Riglos y Andrea Amarante, arrojó un explosivo casero, las prendió fuego y provocó un incendio. Tras el ataque, las cuatro fueron hospitalizadas. Pamela, Mercedes y Andrea murieron y Sofía está en recuperación.
Pamela Cobbas, de 52 años, falleció horas después del ataque debido a la gravedad de su estado. En redes sociales se mostraba abiertamente lesbiana y a favor de los derechos de la diversidad sexual. Mercedes Roxana Figueroa, también de 52 años y pareja de Pamela, falleció el miércoles. Andrea Amarante, la más joven de las cuatro con 43 años, murió el domingo siguiente. Andrea era una sobreviviente de la masacre de Cromañón, el incendio que ocurrió el 30 de diciembre de 2005 en un boliche de Once.
La Sobreviviente y el Agresor
Sofía Castro Riglos, de 50 años, es la única con un pronóstico favorable ya que “responde bien a las curaciones”, indicaron en el parte médico. El miércoles en el hospital pudo brindar su declaración.
Barrientos está detenido, acusado de homicidio y lesiones graves. El Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 14, a cargo de Edmundo Rabbione, investiga el hecho. Ante la consulta de este medio, se informó que por orden del juez no se brindará información sobre la causa, salvo a las partes involucradas.
Llamado a la Justicia
Desde que se conoció la noticia del ataque, distintas organizaciones activistas piden que se investigue como un crimen motivado por el odio. Diego Hernán Britez, un vendedor ambulante que vive en el segundo piso del hotel familiar ubicado en Olavarría 1621, en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, donde ocurrió el crimen, dice que escuchó varias de las peleas verbales que existieron entre el hombre y las mujeres a lo largo de los dos años en los que ellas vivieron allí. Reconoce que a Barrientos le disgustaba que fueran lesbianas y lo hacía explícito.
Este crimen de odio ha dejado una huella imborrable en la comunidad LGBTQ+ y en la sociedad en general. La lucha por la justicia para las víctimas y la erradicación de la violencia basada en la orientación sexual continúa.
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