En medio de la lucha contra la pandemia de COVID-19, surge una preocupación adicional para los expertos en salud: el covidengue.
Esta nueva combinación de enfermedades, una coinfección de dengue y coronavirus, está generando alarmas en la comunidad médica debido a su potencial para aumentar el riesgo de cuadros graves y complicaciones para los pacientes afectados.
El dengue, una enfermedad transmitida por el mosquito Aedes Aegypti, ha sido durante mucho tiempo un problema de salud pública en muchas regiones del mundo, incluyendo zonas tropicales y subtropicales donde el mosquito encuentra condiciones ideales para reproducirse.
Los síntomas del dengue pueden confundirse con los del COVID-19, ya que ambos pueden causar fiebre, dolor de cabeza y muscular. Sin embargo, el dengue también puede provocar sarpullido y problemas de sangre, mientras que el COVID-19 afecta principalmente a los pulmones.
El médico infectólogo Hugo Pizzi advierte sobre los riesgos de esta coinfección, destacando que “se juntan dos patologías virósicas que son contundentes”.
Además, señala que la indiferencia de la población es preocupante, especialmente considerando que el año pasado se registraron 100.000 casos de COVID-19 y 500 muertes en Argentina, y muchos parecen haber olvidado la gravedad de la situación.
Los síntomas de la coinfección pueden ser especialmente alarmantes, ya que incluyen fiebre, tos, dificultad para respirar, dolor en los ojos, cabeza, articulaciones, náuseas, vómitos o cansancio extremo. Ante la presencia de estos síntomas, es crucial buscar atención médica de inmediato para un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.
En cuanto a las medidas de prevención, Pizzi destaca la importancia de eliminar los criaderos de mosquitos alrededor de los hogares, ya que es donde el Aedes Aegypti se reproduce. Además, recomienda el uso adecuado de repelentes para reducir el riesgo de picaduras de mosquitos.
Una de las preocupaciones adicionales es la falta de actualización de las vacunas contra el dengue y el COVID-19. A medida que la comunidad científica continúa investigando y comprendiendo mejor esta nueva amenaza, se hace hincapié en la importancia de la vigilancia activa, la educación pública y la implementación de medidas preventivas efectivas para combatir la propagación del covidengue y proteger la salud de la población.