El acto tuvo lugar en el auditorio del ISP Nº 2 y contó con la presencia del intendente Luis Castellano. Este año fueron 118 las personas concluyeron en los distintos niveles. En lo que va de desarrollo de este programa educativo, más de 1.000 rafaelinos completaron el curso.
En la tarde de este martes 21, se llevó a cabo la entrega de diplomas del Curso de Lengua de Señas Argentina, donde se reconoció a quienes asistieron a las clases dictadas desde el mes de agosto con la participación de más de 100 asistentes.
El acto contó con la presencia del intendente Luis Castellano y de la secretaría de Educación, Mariana Andereggen. Además, estuvieron presentes la intérprete de Lengua de Señas Argentina, Daniela Piombi; la Instructora sorda, Marisa García, y el instructor sordo, Alberto Amarillo.
El Curso de Lengua de Señas Argentina es una propuesta que la Municipalidad, a través de la Secretaría de Educación, ofrece cada año en cumplimiento con lo establecido por la Ordenanza Nº 4.612, en consonancia con lo reglamentado en la Ley provincial N° 13.258.
Como en cada edición, asistieron personas de distintas edades interesadas en lograr la inclusión de las personas con sordera, hipoacusia y otras condiciones, en actividades educativas, laborales o sociales. Y se pudo volver a constatar el creciente número de interesados en participar de esta propuesta.
Este año, la capacitación se extendió desde agosto a octubre, con una acreditación total de 30 horas cátedra, y estuvo dividida en cuatro grupos: dos para el Curso Básico, un grupo especial para estudiantes del Instituto Superior del Profesorado Nº 2 “Joaquín V. González” y un Conversatorio para estudiantes avanzados. En total, concluyeron el cursado 118 personas.
Gran satisfacción
Tras la entrega de los diplomas, el intendente Castellano consideró que “cuando uno mantiene en el tiempo un programa, una política de Estado, sobre todo las que tienen que ver con incluir a la mayor cantidad de personas posibles, aparecen estas satisfacciones. Estamos hablando de casi 1.000 personas que hicieron el curso de Lengua de Señas”.
“Reconforta ver cómo ciudadanos rafaelinos hacen estos cursos para luego poder brindarse al otro, porque se están capacitando en una nueva lengua para incluir a otras personas en su trabajo o en el quehacer diario. Educar es tan importante como una obra pública y la verdad que nos produce una enorme satisfacción ver que todos los años, cada vez que abrimos la inscripción a este curso puntualmente, se llena absolutamente de gente interesada en poder transmitir, en poder incluir a través de la Lengua de Señas”, cerró.
Orgullo
Por su parte, Andereggen, declaró: “Estamos muy felices porque completamos la novena edición de estos cursos y en todos los años superan las 100 personas que los terminan. Debemos reconocer el enorme sacrificio y la responsabilidad que tienen los estudiantes de asistir voluntariamente a aprender una nueva lengua para sumarla a su actividad habitual”.
“Dentro de los egresados, todos estos años tenemos estudiantes del profesorado, docentes en ejercicio, pero también, enfermeros, médicos, empleados de comercio, gente que trabaja en oficinas de atención al público y que, en algún momento de su vida, se encontraban con la dificultad de poder comunicarse con otras personas. Es un orgullo poder hoy hacer este cierre, encontrarnos con los egresados y como siempre les pedimos, que renueven su compromiso para seguir profundizando este aprendizaje”, finalizó.
Sobre el curso
Cabe destacar que los Talleres de Lengua de Señas Argentina representan una iniciativa concreta por parte del Estado municipal hacia la inclusión de las personas sordas e hipoacúsicas, y de quienes tienen otras condiciones que limitan sus posibilidades de comunicación oral y utilizan la LSA como lengua predominante para desenvolverse en diferentes ámbitos sociales.
La posibilidad de permitir que agentes públicos, educadores, personal del ámbito de la salud y ciudadanos y ciudadanas que interactúan con muchas personas en sus trabajos y actividades cotidianas conozcan y utilicen la LSA, aún en sus niveles básicos, implica una clara política de inclusión.