El Inicio de una Revolución
El 14 de mayo de 1810 marcó un punto crucial en la historia del Virreinato del Río de la Plata. Ese día, la fragata inglesa Mistletoe arribó a Buenos Aires con periódicos que confirmaban los temores latentes: la Junta Central de Sevilla, último bastión de la autoridad española, había caído en manos de las fuerzas de Napoleón. Este evento precipitó una serie de acontecimientos que culminarían en la Revolución de Mayo.
La Proclama de Cisneros
El viernes 18 de mayo, el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, consciente de la gravedad de la situación, decidió dirigirse a la población. La mayoría de los habitantes del virreinato eran analfabetos, por lo que Cisneros hizo leer su proclama por los pregoneros.
El mensaje comenzaba apelando a la lealtad y generosidad de los “pueblos del virreinato de Buenos Aires”. En su proclama, el virrey advertía sobre el “desgraciado caso de una total pérdida de la península, y falta del Supremo Gobierno” y declaraba que, en tal situación, él asumiría el poder junto a otras autoridades de la capital y del virreinato. Además, se pondría de acuerdo con los otros virreyes de América para formar una Regencia Americana en representación del rey Fernando VII.
Cisneros aclaraba que no buscaba el mando, sino la gloria de luchar en defensa del monarca contra cualquier dominación extranjera. Sin embargo, prevenía a la población sobre “los genios inquietantes y malignos que procuran crear divisiones”. La proclamación buscaba calmar a la población y reafirmar su autoridad en un momento de gran incertidumbre.
La noticia de la caída de la Junta Central y la proclamación del virrey agitaron aún más las ya intensas charlas políticas en los cafés y cuarteles de Buenos Aires. La legitimidad del mandato de Cisneros, nombrado por una junta que ya no existía, era cada vez más cuestionada. Este ambiente efervescente fue propicio para la acción de los patriotas, quienes venían reuniéndose secretamente desde hacía tiempo en la jabonería de Hipólito Vieytes.
La Reunión del 18 de Mayo
Esa misma noche, los jóvenes revolucionarios se congregaron en la casa de Nicolás Rodríguez Peña. Decididos a actuar, tomaron la decisión de exigir al virrey la convocatoria a un Cabildo Abierto para discutir el futuro del virreinato. Este encuentro fue crucial, ya que marcó la organización efectiva de los patriotas en respuesta a la crisis de legitimidad del gobierno virreinal.
El grupo encargó a Juan José Castelli y a Martín Rodríguez la tarea de entrevistarse con Cisneros y plantear la exigencia del Cabildo Abierto. Esta acción directa reflejaba la creciente determinación de los patriotas por tomar control de la situación y avanzar hacia la autodeterminación.
Hacia el Cabildo Abierto
La demanda de un Cabildo Abierto representaba un desafío directo a la autoridad de Cisneros y una clara señal de que los tiempos estaban cambiando. Este evento prepararía el terreno para los sucesos del 25 de mayo de 1810, cuando finalmente se establecería la Primera Junta de Gobierno, marcando el inicio del proceso de independencia del Virreinato del Río de la Plata.