La Cámara de Senadores de la Nación ha dado un paso histórico al aprobar la implementación de la boleta única de papel (BUP) para las elecciones nacionales, lo que incluye tanto las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) como los comicios generales.
Este cambio en el sistema electoral ha generado un amplio debate en la sociedad y la política argentina, marcando un posible punto de inflexión en la forma en que se eligen los representantes del país.
La boleta única de papel (BUP) es un sistema electoral que permite a los votantes seleccionar todas las opciones políticas en una única hoja de papel.
A diferencia del método tradicional de boletas múltiples, donde cada partido político distribuye su propia boleta con los candidatos, la BUP presenta todas las alternativas en una misma hoja. De esta manera, el ciudadano marca su opción y evita el uso de múltiples boletas para cada categoría.
Este sistema tiene la ventaja de reducir costos, facilitar el escrutinio y minimizar la posibilidad de fraudes, como el conocido “robo de boletas”, en el que faltan papeletas de ciertos partidos en el cuarto oscuro. Además, con la implementación de la boleta única, se simplifica el acto de votar, ofreciendo al electorado un proceso más transparente y eficiente.
El proyecto fue aprobado en la Cámara de Senadores con 39 votos a favor y 30 en contra, lo que muestra lo polarizado que se encuentra el debate en torno a este sistema electoral.
Las fuerzas políticas se dividieron en torno a la propuesta: la iniciativa fue impulsada por Juntos por el Cambio (JxC), con el apoyo de partidos como el PRO, la UCR, La Libertad Avanza (LLA) y algunos bloques provinciales.
Por otro lado, Unión por la Patria (UP), anteriormente el Frente de Todos, votó en contra del proyecto, con la excepción de algunos legisladores.
Uno de los puntos más debatidos fue la posibilidad de eliminar el casillero que permite votar “lista completa” de manera automática, algo que, según algunos partidos provinciales, les daba mayor visibilidad en elecciones anteriores.
Al eliminar esta opción, se busca que los votantes tengan que elegir explícitamente cada categoría de candidatos, lo que podría generar un mayor análisis individual de cada candidato.
Este proyecto fue inicialmente aprobado por la Cámara de Diputados en junio de 2022, bajo el gobierno de Alberto Fernández, pero las modificaciones introducidas en el Senado obligarán a que el texto regrese a Diputados para su reconsideración. De ser aprobado nuevamente, el sistema podría estar listo para aplicarse en las elecciones de 2025.
La implementación de la boleta única de papel promete varios beneficios, entre ellos:
1. Mayor transparencia: Al utilizar una única boleta, se reducen los riesgos de fraudes electorales relacionados con la desaparición o manipulación de boletas en el cuarto oscuro.
2. Reducción de costos: El nuevo sistema eliminaría la necesidad de imprimir millones de boletas para cada partido, lo que implica un importante ahorro económico para el Estado.
3. Menor impacto ambiental: La BUP permitiría disminuir significativamente el uso de papel, dado que en el sistema actual se desperdician toneladas de boletas que nunca llegan a ser utilizadas.
Sin embargo, la implementación de la boleta única no está exenta de desafíos:
1. Educación electoral: Para que este sistema funcione correctamente, es fundamental que los ciudadanos comprendan cómo utilizar la boleta única. La falta de familiaridad con el nuevo formato podría generar confusión, especialmente entre los sectores de la población con menos acceso a información.
2. Representación de partidos pequeños: Algunos críticos argumentan que la boleta única podría perjudicar a los partidos más pequeños, que se benefician de la visibilidad que les otorga el actual sistema de boletas separadas. Sin un casillero que permita votar “lista completa”, temen que los votantes opten por partidos más grandes o conocidos en cada categoría.
El proyecto de boleta única de papel ha generado divisiones claras entre las principales fuerzas políticas del país. Juntos por el Cambio fue el principal impulsor de la iniciativa, argumentando que el sistema actual es arcaico y propenso a irregularidades. Desde su perspectiva, la BUP moderniza el proceso electoral y lo alinea con prácticas internacionales más avanzadas.
Por otro lado, Unión por la Patria se opuso mayoritariamente a la reforma. Los senadores de este bloque manifestaron su preocupación por la falta de claridad en la implementación del sistema y la posible afectación a los partidos más pequeños. También expresaron que el proyecto fue impulsado sin suficiente consenso, lo que podría generar más polarización en lugar de mejorar el sistema electoral.
A pesar de estas diferencias, el debate sigue abierto, y el proyecto deberá enfrentarse a una nueva votación en la Cámara de Diputados, donde se decidirá su destino final.
Con la aprobación en el Senado y las modificaciones introducidas, el proyecto volverá a la Cámara de Diputados, donde los legisladores tendrán que debatir si aceptan o rechazan los cambios. Si Diputados da el visto bueno, la boleta única de papel será una realidad para las elecciones de 2025.
En el caso de que el proyecto sea aprobado en ambas cámaras, Argentina se sumaría a una lista de países de la región que ya utilizan sistemas de boleta única, como Uruguay y Colombia.
Sin embargo, el éxito de la implementación dependerá en gran medida de la capacidad del Estado para educar a los ciudadanos sobre el uso del nuevo formato y garantizar que el proceso sea justo y transparente.
Por otro lado, la boleta única de papel no es el único tema relevante en la agenda legislativa. El financiamiento universitario y el controvertido DNU de Javier Milei sobre la expansión de fondos para la central de inteligencia también están siendo discutidos en el Senado, lo que marca un momento clave para la política argentina en diversos frentes.