El Gobierno Nacional ha presentado el calendario oficial de feriados para 2025, introduciendo un cambio que redefine la forma en que se gestionarán los días libres destinados al turismo.
A través del Decreto 1027/2024, firmado por el presidente Javier Milei y el jefe de Gabinete Guillermo Francos, se han eliminado los tradicionales feriados con fines turísticos, reemplazándolos por jornadas denominadas “no laborables”.
Días no laborables: una flexibilidad para empleadores y trabajadores
A diferencia de los feriados con fines turísticos, que eran obligatorios para toda la población, los días no laborables presentan una particularidad clave: su aplicación queda a discreción del empleador. Esto significa que no todas las personas tendrán garantizado el día libre, generando una mayor flexibilidad para las empresas y un potencial ajuste en los calendarios laborales individuales.
En este marco, el Ejecutivo estableció tres jornadas no laborables en 2025 con el objetivo de promover el turismo:
– Viernes 2 de mayo
– Viernes 15 de agosto
– Viernes 21 de noviembre
Estas fechas podrían convertirse en oportunidades para extender fines de semana largos, aunque no con la misma previsibilidad que los feriados nacionales tradicionales.
Feriados nacionales y su impacto en la planificación
El calendario oficial para 2025 incluye feriados inamovibles y trasladables, asegurando la continuidad de celebraciones importantes como el Carnaval, el Día de la Independencia y Navidad. Algunas fechas destacadas son:
– 1 de enero: Año Nuevo
– 3 y 4 de marzo: Carnaval
– 24 de marzo: Día Nacional de la Memoria
– 2 de abril: Día del Veterano y de los Caídos en Malvinas
– 8 de diciembre: Inmaculada Concepción de María
– 25 de diciembre: Navidad
Respecto a los feriados trasladables, la Ley N° 27.399 establece reglas claras: si caen martes o miércoles, se adelantan al lunes anterior, mientras que los de jueves o viernes se posponen al lunes siguiente.
¿Qué implica este cambio para el turismo?
La transición de feriados turísticos a días no laborables podría modificar la dinámica del turismo interno. Si bien estas jornadas ofrecen un margen para fomentar escapadas, su carácter optativo podría limitar la planificación anticipada de viajes, afectando a sectores clave como la hotelería y la gastronomía.
En definitiva, este ajuste responde a un intento de equilibrar las necesidades productivas del país con la promoción del turismo, aunque deja abierta la pregunta de cómo impactará en la economía y en los hábitos de descanso de los argentinos.